Señor

3En la cola de la caja del supermercado tengo delante a una viejecita que remolonea.

Está usando el viejo truco: ha mandado al viejecito a por unas «cosillas» que faltaban mientras ella se ha puesto a la cola. Pero han calculado mal la operación, ha subestimado mi perspicacia o quizás el viejecito no encuentra el omegatrés porque está mirándole el culo a las clientas que han optado por traérselo al súper, cosa que hago yo también y nadie me guarda el sitio. ¿Traerme el culo? No, mirarlos.

La viejecita se azora un poco y yo pongo cara de azórate, azórate, y otro día no apures tanto. Al final se rinde y me deja pasar. Intento sonreírle con la magnanimidad de los vencedores pero en el último momento no me sale bien, falta de práctica, estoy poco acostumbrado a ser magnánimo y menos aun a la victoria. Llega el viejecito justo cuando la cajera pasa la cocacola laitlimon de 2 litros por el código de barras. Ah, se siente.

Cajera lozana. Unos 20 años. Talla 95B de sujetador, aproximadamente.

Ay, con veinte años el mundo es maravilloso. Para ellos y para ellas. Uno carece de celulitis, alopecias, colesterol, hipertensión, divorcio, hipotecas, IRPF… y lo que es mejor, ni siquiera imagina que existen. Ja, ya me gustaría a mí que mis problemas vitales fueran el acné y recargar el móvil.

Por hablar así de los jóvenes, de repente me miro en el espejo y me veo con 60 años y la blusa y la pañoleta de la Sección Femenina. Me ha salido una falda de tablas con cuadros escoceses y un perrito enano asqueroso al que llevo monísimo con un chalequito de ganchillo rosa… ¡hecho por mí!

Intento recomponerme y volver a mi estado natural por el método de pensar que los jóvenes de hoy

1. tienen un montón de problemas existenciales,

2. están mal pagados en curros que no quiere nadie, los desórdenes hormonales les ponen irascibles, depresivos y salidos de forma sucesida y a veces simultanea.

3. sufren un montón cuando no saben qué vaquero ponerse y

4. follan poco.

No estoy muy seguro del punto 4.

El método de imaginar las desgracias de los adolescentes mejora mi empatía y me reencarno en mi mismo.

—Uf. Ya estoy mejor —pienso para mí.

—Señor ¿me paga o va a seguir mirándose en el espejo? —dice la cajera.

Pago.

Me jode lo de «señor».


¿Qué es a7manos? La imagen es de Mariarchi


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5 comentarios sobre “Señor

  1. Este verano tuve albañiles en casa. Empezaron llamándome con un respetuoso señora que me ponía de los nervios… cuando fueron cogiendo confianza, pasaron al señorita, para seguir con Ana. Los últimos días ya intercalaban Ana con ‘guapa’. Ni un extremo ni otro, pero si tengo que escoger, me quedo con el último…

  2. Pues yo soy de los que piensan que tiempos pasados no fueron mejores. Entre estar en la piel de la cajera adolescente, o la de los abuelitos, prefiero estar en la tuya, mano que hace la compra.

  3. Y que me decís de la primera vez que un niño se te acerca y dice: «oiga, perdone, es usted la mama de Manolín».
    Como soy seguidora de Alice McBill me veo dándole de cabezazos al niño contra el larguero de la portería de fútbol del parque, donde he ido a ver si me ligo un divorciado con niño.

  4. deusted:

    Antes, cuandoerajoven me hacía gracia,

    -¡ Qué educada es esta chica! -pensaba-

    Ahora no. Ahora cuando me llaman de usted pienso:

    -!puesandaquetusiquevasaestarmustiaconmiedad !

    Pero después, empiezo a introspeccionarme:

    …Quizás no me esté dando cuenta y me pase como a los que viven en Madrid y no se dan cuenta de su contaminación hasta que van de excursión a Las Matas.

    Entonces aparece un niño (de seis o así y con mocos):

    -Señor: ¿Tiene hora?

    – ¡NO, rico!

    Creo, que mi fecha de consumo preferente….

    …está cerca.

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