A Nightingale Sang in Berkeley Square

A Nightingale Sang in Berkeley Square from Oscar Perversa on Vimeo.

Tomé clases de piano muy tarde, a eso de los 30. Y Andy Phillips, mi profe, directo al grano me dijo: el piano es un instrumento muy complejo, tú tienes ya muchos años, hay demasiados pianos diferentes, elige uno ¿qué piano quieres aprender a tocar? Andy no se andaba con paños calientes.

No me esperaba una pregunta tan complicada el primer día de clase, pero la respuesta me salió de carrerilla: yo quiero tocar canciones, el instrumento es para acompañarme o acompañar a la gente. Como hacen los pianistas de los trasatlánticos o de los burdeles.

–Trasatlánticos ya no quedan y en los burdeles el jukebox y sus secuelas hace mucho que jubilaron al último pianista, pero creo que sé a qué te refieres. –contestó Andy.

Pasé un par de años estudiando para ser pianista de un burdel improbable, o de un trasatlántico hundido. Aparte de las clases he hecho muchas fiestas en las que me pedían tocar esta canción o aquella otra y yo intentaba sacarla adelante. Así que más o menos me gradué en tan peculiar asignatura.

El invierno pasado disfruté unos días de descanso en un hotel pequeño y romántico con piano en el salón. Una tarde me puse a tocar. Una abuelita inglesa disfrutaba de un gin tonic mientras el sol se rendía más allá del horizonte, la anaranjada agonía del astro inundaba la estancia, de no estar en Huelva, perfectamente podríamos haber dejado Brighton rumbo a Nueva York, en primera clase, por supuesto.

Me puse a tocar a Cole Porter, en un afán de adecuar el repertorio a la visitante. Cole Porter era un vicioso de tomo y lomo pero su música es más de salón del Queen Mary que de lupanar. Y debió surtir efecto la elección porque noté que se volvía a escuchar y me agradecía al final de cada tema levantando el vaso. Clink, clink, hacían los hielos.

En un descanso me dijo: conoces A Nightingale in Berkeley Square. Yo no había escuchado antes ese título. –Yo tenía diecinueve años, esa fue la primera canción que bailé con el que luego sería mi marido, en Londres antes de la segunda guerra mundial. Una orquesta la tocó maravillosamente». –Lo siento, no me la sé –contesté.

Luego la busqué y me la aprendí. La escribieron Strachey y Maschwitz en 1939 y fue su canción más exitosa. Nat King Cole, Bobby Darin (quien gentilmente me ha cedido el Playback) o Carmen McRae la han interpretado maravillosamente. También Rod Stewart y Harry Connick Jr. Aquí está mi versión.

A Nightingale sang in Berkeley Square

Todos llevamos una maleta llena de canciones, muchas más de las que podríamos nombrar. Nos acompañan allá donde vayamos, y un par de acordes las hacen aparecer por arte de magia. La abuelita inglesa volvió a su pais, y espero que este ruiseñor la encuentre cerca de la Plaza Berkeley, o donde quiera que la encuentre.

2 comentarios sobre “A Nightingale Sang in Berkeley Square

  1. Al final, no habrás acabado tocando en un burdel o en un transatlántico hundido (de momento) pero… tocar para esa abuelita, tan glamourosa, bien vale la pena.

  2. Oscar, pero tu cantabas? Y el tío va y lo hace bien, muy bien. Tu si que vales!
    😉

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