De mi esfuerzo, del azar, de tus manos o del viento.

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A lo largo de la vida mis limitaciones me han proporcionado ingentes oportunidades.

No tener dinero para grandes viajes hizo que no desperdiciará el tiempo en hoteles lujosos, tan parecidos y previsibles, y aprendiera a apreciar los sutiles encantos de rincones cercanos.

No tener el mar a mano me permite embelesarme con su sonido y sus olores cada vez que lo visitaba. He notado que esos prodigios pasan desapercibidos a los que viven en la costa.

Tener pocos libros me ayudó a leerlos con cuidado.

Hace tiempo escuché a un ciego decir que no ver le procuraba compañía para cruzar las calles, el contacto de miles de brazos y manos del que otros carecen.

El otro día, por ejemplo, que te retrasaras hizo posible que te deseara, que te imaginara llegando, y también tener un ratito para mis pensamientos.

Quizá la mejor oportunidad que me han proporcionado mis limitaciones es la capacidad de agradecer con genuino gozo en esas ocasiones en que recibo algo.

Bien sea de mi esfuerzo, bien del azar, de tus manos o del viento.

3 comentarios sobre “De mi esfuerzo, del azar, de tus manos o del viento.

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