Cuando salí no llovía

No vayas a comer a un restaurante pijo
con una bicicleta vieja.
Los sentimientos no son yogures
no se conservan bien en la nevera.

Tengo una maraca con forma de banana,
la ilusión de ver nevar en Madrid,
tres libros en la mesilla
y un vicio que me acabará matando: vivir.

Casi todas las mañanas me levanto
con ganas de asesinar a aquel que inventó el despertador.
Luego las horas van pasando y le perdono,
no soy de los que guardan el rencor.

Sé enamorarme sólo con palabras
y sé olvidar a ritmo de bolero.
Recuerdo que hubo un tiempo en que era un tipo
al que no daban miedo los tequieros.

Antes de que me abrace el edredón
apuro este chupito de mentiras
y me muerdo los labios recordando
los besos de cuando no me conocías.

Amigo, sácalos al sol pa´que respiren
no guardes el sentir en la nevera
No vayas a comer a un restaurante pijo
en una bicicleta vieja.

3 comentarios sobre “Cuando salí no llovía

  1. Veo que en este blog también hay sequía de «comentaristas». El cambio climático está cambiando muchas cosas, creo que también afecta al mundo-blog.

    ¿Viste el metro de Bilbao?

    Y el de Barna ahora es de mucho «diseni» eh!.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.