Sonó el teléfono.
No suele ocurrir a esas horas pero, concretamente ese día, dormía.
Lo cogí con un sobresalto y me alejé de la cama para que ella no se despertara. Pensé en la policía, la agencia tributaria y todos los hospitales de la ciudad. También en securitas direct y un par de acreedores. Todos con minúscula, que los temo pero no los respeto tanto. Entré en el baño y cerré.
—Que te quiero —dijo.
—¿Cómo? —mascullé asombrado, y miré la pantalla por si aparecía algún nombre: «Identidad oculta». En mi reloj las agujas marcaban las 2.
—Durante mucho tiempo lo último que hacía antes de dormirme era decirle al tipo que tenía al lado tequiero. Y aprovechar para sentirlo, ese quererle, durante los instantes en que las palabras salían de mi boca y resonaban en su nuca. Desde hace 6 meses duermo sola. Hoy me han vuelto las ganas de dormirme diciendo tequiero. Otros se toman una valeriana o rezan el jesusitodemivida…
—¿Quién eres?
—Eso da lo mismo (pausa) En realidad quererte no sé si te quiero, tampoco sé si le quería a él a quien tantas veces se lo dije. Bueno, las 100 primeras yo creo que sí, pero luego… luego sólo mientras lo decía.
—¿Por qué yo?
—¿Y por qué no?
Colgó.
Me tomé unos segundos de estupefacción, más o menos 10. Y luego me alegré de que hubiera en el mundo chiflados que no se repriman si a las 2 de la mañana les entran ganas de decir un tequiero. También agradecí al cielo no formar parte del grupo de personas que se levantan a las 5 para doblar el espinazo en Mercamadrid o conducir un convoy del metro.
Volví a la cama. Pusé los ojos en el techo. Unas rayas naranjas entraban por la ventana. ¿Por qué todas las farolas son naranjas, no podría haberlas verdosas, o azuladas…?
Fui bajando los escalones que llevan desde el techo al sueño. Despacio, como si me hubiera rezado una valeriana o me hubiera bebido un jesusitodemividaeresniñocomoyó… Me dormí con la certeza de que en los pocos instantes en los que articuló las dos palabras, se transmitieron por los cables y resonaron en mi oreja ella me quiso.
Reedición: Publicado en a2manos 21/09/2006
Guauuu, q bueno!!!
Ni metis, ni arnanra, ni tombuctú levantaron la mano cuando pasamos lista. ¡qué os costaba! ¡con la ilusión que nos hacía a nosotros contar!
Otro usuario anónimo: me ha fascinado lo del granizado de apio. Cuéntanos qué rasgos de personalidad tienes. ¿Cómo de diste cuenta de que eras granizado de apio?
si cada vez que dijiera «te quiero» tuviera que pagar seria pobre, pero si por cada vez que me lo dijeran a mi cobrara, hoy en dia tendria una mansion en Beverly hills.
Da gracias que no cogio el telefono ella.
Besos
el amor es un sitio para estar,
alrededor
se borran los caminos.
G.F.
Cómo se nota que no sois, como yo, un simple granizado de apio. No te puedes permitir esas licencias jamás. Ni aun queriendo.
Alguna vez dije te quiero y no era cierto. Y otras veces era cierto y no dije te quiero.
Ahora quiero. Amo. Más de lo que creía posible, y aún así soy incapaz de explicar lo que es querer a alguien.
Digo que no puede decirse el amor.
El amor se come como un pan,
se muerde como un labio,
se bebe como un manantial.
El amor se llora como a un muerto,
se goza como un disfraz.
El amor duele como un callo,
aturde como un panal,
y es sabroso como la uva de cera
y como la vida es mortal.
El amor no se dice con nada,
ni con palabras ni con callar.
Trata de decirlo el aire
y lo está ensayando el mar.
Pero el amante lo tiene prendido,
untado en la sangre lunar,
y el amor es igual que una brasa
y una espiga de sal.
La mano de un manco lo puede tocar,
la lengua de un mudo, los ojos de un ciego,
decir y mirar.
El amor no tiene remedio
y sólo quiere jugar.
Jaime Sabines
A ver si hay valor para contestar al usuario anónimo
¿alguna vez dijisteis te quiero y no era cierto?
Difícil decir te quiero?…lo difícil es que sea de verdad…desde el techo al suelo.
Las primeras, las últimas…que sea cierto…¡aunque sea dos segundos!.
Pues no es tan difícil decir te quiero, ¿o sí?.
Yo también creo que el te quiero a partir del 300 es más «te quiero», pero ¿cuántos llegamos al 300?
Yo contrataría un servicio de llamadas con tequiero a horas intempestivas. Da igual que no vuelvas a recuperar el sueño, da igual que no duermas ni esa noche ni la siguiente, pensando en que tequieren.
Porque una se cansa de interpretar sonrisas y miradas para sobrevivir.
Me acosté con el rum rum ¿cuándo sientes de verdad que le quieres? las primeras o las últimas 100 veces.
Esta mañana me he levantado con el convencimiento de que me quedo con las últimas cien.
Todavía creo que el amor crece.