Lenguas y cuchillos
La otra noche me invitaron a cenar en un restaurante caro. Era un sitio muy agradable, bien decorado, cómodo y sin estridencias.
Los vasos estaban muy brillantes, las servilletas dobladas con exactitud nanométrica y los cubiertos alineados con tal perfección que no cabía duda de que el maitre padecía trastorno obsesivo compulsivo como yo. No tuve que recolocar nada ni pedir que me cambiaran la copa. Leer más acerca de Lenguas y cuchillos …