Yo soy bastante viejo para mi edad.
¿Nací ya viejo? No, estoy viejo últimamente.
Porque cosas de hace diez años se me antojan remotas. Me queda lejos cierta inocencia; esa candidez que nos hace mirar al futuro con confianza, con anhelos.
Pasan los años y el futuro es un fullero, casi todo lo que nos contaron era mentira.
Caducan a los pocos años los amores eternos.
Llevamos los sentimientos envueltos en papel albal como hacen con el bocadillo los obreros. Y cuando nos los vamos a comer están grasientos.
Se nos va llenando la corteza de surcos, a medida que sobrevivimos a los inviernos.
Lo peor es cuando las costras no nos dejan sentir las caricias. La úlcera no nos deja digerir los venenos. Si nos pasamos con las copas una noche, al día siguiente levantarse es un infierno.
Dejamos de celebrar las mudanzas, dejamos de cortejar a los libreros. Se nos amontonan las cajas, se nos escapa el viento. Y tenemos callos en los dedos, más que de tocar, de no tocar. Lo peor es buscarte y no encontrarte; no porque no estés, sino porque yo ya no te veo.
Vivía de alquiler en el terreno inestable donde se levantan las viviendas de protección oficial de los sueños.
De tus sueños.
Existía en la medida en que en tu boca aparecía mi nombre, de igual forma que figura mi nombre en el buzón, si quiero que me encuentre el cartero.
Yo tenía brazos. Porque había para abrazar tu cuerpo. Tenía pies para dejar, en la arena de la playa dibujados, dos senderos.
Tenía cuello. Para que tú te colgaras,
para que por él resbalaran,
si se caían de mis oídos,
tus secretos.
No,
ni antes ni después,
ni por tí, ni por nadie,
yo tenía pelo.
Si no tenía peine, para qué iba a tener pelo.
Hoy salen a la venta mis acciones. Y ni siquiera el mejor postor me parece bueno.
A mí, que vendí por una peseta de regaliz mi primer beso. Perdona, Mariluz, si es que me estás leyendo. Usaré un nombre falso para firmar, para que no digas que soy un indiscreto. Usaré el pseudónimo también para vivir, ya puestos, para firmar los cheques, para que no me pregunten una y otra vez si lo que escribo es lo que pienso.
Me da rabia y me indigno, pero el buzón de reclamaciones ya está lleno.
Hoy miro al futuro con desgana, con cautela, con recelo, como lo hacen los escépticos, los miedosos y, por supuesto, los viejos.
¿Qué es a7manos? La imagen es de Aris Wells
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Estoy impresionada ……. Pido permiso para leerlo en Soto ……. Sí prefieres como autor anónimo …… Besosssss ……
Vaya..sin palabras. Has descrito el transcurrir del tiempo, la huella de la experiencia y la flaqueza con tal belleza y exactitud que has erizado hasta mi último poro.
Venga Cuatró…
yo no volvería a los 20, ser mayor es una gozada, pasa la tarde con un adolescente y me cuentas
Por cierto, ¿donde andas mano que escribe?
Cierto, lo que nos contaron era mentira. Cuando seas mayor…
Ser mayor es un timo.
Suena a canción.
No sé si hay más de tristeza o más de esperanza. O de las dos cosas. Al fin y al cabo, la vida está hecha de tristeza y esperanza.
A todos nos gusta que nos digan que nos ha quedado bonito. Pues sí señor, a ti hoy te ha quedado bonito.
Que bonito es lo que escribes, sea la mano que sea la que lo hace. ¿Quién no se ha sentido así alguna vez?, Yo hoy me siento así, se rompe la inocencia se cambian los esquemas… pero, mi médico que es muy sabio, siempre dice que el tiempo lo cura todo.
El mensaje no podía ser más claro: «tu vida está en obras». Me quedé de una pieza, ¡qué precisión! ¡qué tino!
Y unos pasos más adelante esta otra:
«Sigue adelante». Magnífico.
Y decidí hacerles caso. Por probar…