No sé muy bien qué es un amigo. Cómo se construye, cómo se riega, cómo se encuentra, cómo se define, cómo se inventa. Cómo se mira, cómo se come.
No sé muy bien qué es un amanecer. No me refiero a las redondeces de la Tierra, de su órbita, ni a los colores naranjas y violetas que se producen en los límites del espectro visible. Hablo de cómo envuelve, cómo abraza, cómo pinta tu cara, cómo atrapa, cómo emociona, cómo ajusta la penumbra para que por fin te pueda ver.
No sé muy bien de dónde vengo. No sé para qué. Y me preocupa que esto me preocupe poco, en realidad me preocupa mucho menos que lo del atardecer.
Por qué hipnotiza el fuego, por qué sabe escuchar tan bien el mar.
En cambio sé por qué nos bañamos desnudos en aquella playa. Sé que no nos importó que las olas negras nos manosearan. Sé que todos los caminos son inescrutables, no sólo los de Dios, sé que a tu lado no pasa nada si tengo que llorar.