Sí, fue ayer. Por la mañana. Me asaltó una melodía. Se quedó conmigo. Quedose no en el sentido de hacerme compañía sino en el de secuestrarme. A mí no me importa que me secuestren melodías, todo lo contrario: soy todo suyo, soy todo oídos. Hago como que me resisto pero es pura impostura. Sol, Fa, Fa… La, Si, Do (sostenido), Re, Mi, Fa, Mi, Re, Re… ¿Buena? No, buenísima. Era una sensación nueva. Después de un montón de años escribiendo canciones era la primera vez que inequívocamente tenía la sensación de estar acariciando con la punta de los dedos un hit internacional. Siempre he sido muy malo estimándole la recaudación a una melodía recién nacida. Nunca me atrevía a decir si se parecía al padre o a la madre, o si iba a entrar en el Top10 o a quedarse en cara B. Pero esta vez lo tenía clarísimo: pedazo de canción. A lo largo de la mañana fueron saliendo las demás frases, la estructura (sencilla: estrofa y estribillo, sin puente, ni Intro, ni falta que le hacían). El disgusto llegó cuando empecé a escribir la letra y me salía en inglés. Yesterday, all my troubles seem so far away. ¡¡Qué faena!! (Yo aquí escribiría «Qué putada») pero el libro de estilo de este blog lo impide). Me acababa de inventar Yesterday de Lennon y McCartney. Por un momento estuve tentado de cambiar la tercera nota de Fa a Do quitarle la alteración al Do, ponerle una letra distinta y registrarla como propia. Pero era un movimiento a la desesperada, me dí cuenta, y al darme cuenta se me fueron cayendo los palos del sombrajo. Del sombrajo musical. ¡Qué rabia! Con lo cerca que la había tenído. Ayer.
Es curioso, a mí me pasa algo parecido a menudo.
Con algunos de los post que se han escrito en este blog…
con algúna pintura de Dalí,
con muchas fotografías,
con algún pedazo de canción …
Es curioso, a mí,
que leo poco, que escribo menos…
que no pinto nada,
que sólo tengo 3 megapíxeles
que toco poquito…
Es curioso, pero en muchas ocasiones,
pienso que se me han adelantado.
«Me asaltó una melodía. Se quedó conmigo. Quedose no en el sentido de hacerme compañía sino en el de secuestrarme. A mí no me importa que me secuestren melodías, todo lo contrario: soy todo suyo, soy todo oídos. Hago como que me resisto pero es pura impostura.»
¡¡Me encanta como lo has definido!! Algunos de tus textos tienen una extraña simpleza que llega a los más profundo del asunto.