Ha llegado ese día del otoño en que pones la calefacción por primera vez.
Para mí, que no tengo por costumbre meter y sacar la ropa de invierno y de verano, este es el evento que marca el cambio de estación.
He vuelto a seguir el vía crucis mediante el cual recorro la casa parando en cada radiador para purgarlo. Lo hago sin preguntarme por qué. Desconozco los detalles técnicos del funcionamiento de mi red sanitaria; pero yo lo hago, igual que lo hacía mi padre. Puedo pensar que la purga de radiadores es un entretenimiento estacional que recorre mi árbol genealógico.
Y resulta que me gusta. Disfruto aflojando el tornillo, notando cómo sale el aire y luego cerrando rápido cuando empieza a salir agua.
Me gustaría un día probar a purgarme a mí. Dejar salir de mi cabeza eso que me sobra, que ocupa espacio, para que circule mejor eso otro que me calienta. Desconozco los detalles técnicos del funcionamiento de mi red neuronal. Pero algo me dice que me sentaría bien, quizá sea el árbol genealógico.
Pero el problema es que no consigo encontrar el tornillo.
¿Qué es a7manos? La imagen es de Luis Benolier
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Muchas gracias Evagmail, por esa nominación. Es gordo el premio? :-)) ¡¡Estaré atento!!
Hola Óscar! te he nominado a los Premios Sisterhood of the World Bloggers Award, si quieres saber de qué va la cosa mira en mi pensareslibre.wordpress.com. Beso!
A mi me sale el aire por los oídos. No tengo tornillos…
Sinnombre, si no sale aire es porque tu circuito está fenomenal. ¡Qué suerte!
-Es que si nos purgamos,
¿dónde tiramos los residuos?
-¿y si no nos ajusta el tornillo, y nos quedamos desajustaos?
De todas formas, ojalá corriese un poquito de aire por dentro de la cabeza, más que nada para que hubiese ventilación .
El riesgo de purgarse a uno mismo está en descubrir que lo único que tenemos en la cabeza es aire.
me sucede algo parecido, pero con final diferente. Purgo los radiadores, jamás sale aire, sólo agua y encima el tornillo luego no ajusta bien. Y así un año, y otro.
Va a ser que lo has perdido 😉