Escribo de oído.
También escribo «al oído«.
—Dime algo que no sepas hacer.
—Obedecer.
Han intentado varias veces tomarme las medidas, cogerme con una red y echarme laca. Pero no me encuentro a gusto pinchado en una cajita al lado de otros escarabajos.
Escribo de noche.
También escribo «a oscuras«.
—Eres un poco noctámbulo.
—Mi árbol genealógico arranca en Transilvania.
Lo mejor de la noche es que no te teleimportunan los televendedores del telemárketing telefónico.
Escribo por necesidad.
YO TE LEO CON NOCTURNIDAD Y CARIÑO
Y LUEGO SUEÑO CON LENGUAS
Kafka y su metamorfosis, no puedo olvidar, cuando, donde y que sentí cuando lo leí.
Gracias por devolvérmelo a la memoria Iguazu.
Pero, la pregunta entonces es…¿Se referiría la mano a lo que le pasa o a lo que cree que le pasa?
¡¡¡Hay una cucaracha en mi espejo!!!
Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo…