Es muy raro que yo encuentre en Desigual mi talla. Y me fastidia, porque me gustan algunas cosas que hacen. Pero a pesar de todo insisto.
El 5 de febrero me compré una camisa preciosa. De rebajas, con una manga naranja y una azul.
En estas tiendas hay dos modalidades: te puede tocar una dependienta anoréxica japuta que te mira «a la planta de caballeros del corteinglés y sin pasar por la casilla de salida. No molesteeeen«. O te puede tocar con una dependienta anoréxica japuta que piensa en la comisión y se pone cariñosa «llévatela que te queda divina» aunque estén a punto de estallar los botones.
Me tocó la B. La prefiero. Había poca gente y me acorraló en el probador «Perfecta, te va estupenda». Lo dijo tan bien. Mirando a los ojos, como las buenas enfermeras dicen un novoyahacertedaño. Qué bonito. Se paró el tiempo. Ella pasando por alto mis michelines y yo haciendo la vista gorda con su mentira. ¿No es eso amor? De rebajas, fugaz, pero amor.
Salí de la tienda contento y cogí la calle que lleva más abajo de los 100 kilos, todo recto, porque sabía que allí podría estrenarla. Estrenarla sin meter tripa. Estrenarla de legal. Pero mira tú por dónde que de camino hay que pasar frente al escaparate de La Mallorquina. Con mayúsculas y en negrita, sí, qué pasa. Y los pasteles me gritaban cosas. Como hacen los obreros desde el andamio cuando pasa un bombón. No supe hacerme el sordo.
La camisa sigue ahí colgada, en mi armario. Me la pruebo más o menos una vez al mes. Y me está igual que el día que me la puse en la tienda.
Perfecta con una pequeña mentira.
¿Qué es a7manos? La imagen es de Mariarchi
Si te ha gustado este post…
[jetpack_subscription_form]
Me encanta.
Ya lo decían Fleetwood Mac «tell me lies, tell me sweet little lies»