La sexta acepción que encuentro en el diccionario dice: «Falta, carencia o ausencia de alguna cosa o persona que se echa de menos«.
El retorno siempre me deja destruido. Con el alma llena de jirones y el cuerpo magullado por los golpes. Vivo en un avión desde hace seis meses. A 10.000 metros de altura y a 900 kilómetros por hora es imposible que mi mente viaje a la misma velocidad que mi cuerpo. La consecuencia es el vacío. De cosas, de personas.
Los billetes son de ida y vuelta, pero siempre equivocan la salida y la llegada.