Hay días, hay momentos en los que una frase cualquiera dicha por alguien se te clava. Y te revuelves y sueltas un manotazo y le cae a quien lo ha dicho o a otro que pasaba por allí.
Y no tiene que ver con el día, ni con el momento, ni con la frase ni con quien la dijo. Se te clava y entonces saltas y sueltas un zarpazo. O dos.
O en vez de dispararte te lo aguantas, aprietas los dientes y entonces es como si se te sembrara dentro una maldad, una fealdad o una pena que más tarde o más temprano reventará. Casi es peor.
Una de esas frases te puede desorganizar un día entero. De repente te vacías y en la pantalla pone Game Over — Insert Coin y tú no tienes moneda alguna para echar. Empiezas a darle vueltas.
Aunque Xnem diga que soy cáncer, soy león. Será por eso que cuando me cruzo con una de ésas frases – o miradas- busco un rincón de la jaula y me tumbo al sol. A lamerme, a rugir. Hasta que se me pase.
Keep out, do not feed the animals.
Yo no soy domador, pero me llaman valiente.
Yo no domino a leones, pero mantengo firmes a lobos feroces.
Yo dispongo de miradas, de palabras, de silencios.
Las afronto.
… Y también espero.