Casete
La primera era más o menos como ésta. Y en ella grabé, de la radio, mi primera selección.
Eran aquellos tiempos en los que los oyentes llamábamos a la emisora y decíamos: «por favor, querido locutor, poneme tal canción y, si puede ser, no hables encima, que la quiero grabar» y esperabas una semana a que sonara en tu programa favorito del viernes por la noche con la cinta lista y dos dedos, uno en REC y otro en PLAY, haciendo el signo de la vistoria, listos para pulsar.
En mi cuarto tenía muchas de éstas. Y un radiocasete pequeño y negro que un familiar nos había traído de Canarias cuando se fue de viaje de novios. Por encargo.