Mi hija C. lleva cuatro meses y tres días en Londres. Toda una eternidad para ella. Al cabo de todo este tiempo ha sacado una conclusión definitiva sobre su experiencia que repite cada dos por tres o cada cuatro por cuatro. Con ritmo, con soltura. Con desprecio y asco y mucha inquina. Así:
….-¡Porra de país!
Es su reflexión. Personal, intransferible y no inducida. Lo prometo.