La incertidumbre

La incertidumbre y yo nos llevamos bien.

Nos respetamos, nunca nos hacemos daño.

Yo no intento aniquilarla y ella no me vuelve loco.

Pero hay dias que se pone a girar en torno a mi,
como un remolino.
Hay dias en que hasta dormido me da empujones y collejas.

Y me levanto despistado,
descolocado,
descolorido
y miro al cielo de Madrid buscando compasión,
pidiendo una microscopica certeza.

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