No son tantos los momentos en que te partes el pecho de risa, te duele el estómago, te haces pis… Dime: ¿cuándo fue el último?
No son tantas las ocasiones en que un espectáculo te conmueve profundamente y se te queda grabado en la memoria durante años. Dime: ¿cuál fue el último?
Hablamos y hablamos y hablamos, pero… ¿cuándo fue la última vez que pensaste que una conversación era emocionante, vibrante y significativa?
A nuestra edad (ni idea de cuál es nuestra edad) el que más y el que menos ha pasado la noche con unas cuantas personas pero ¿cuántas veces he disfrutado esa certeza de que al abrazar abrazaba mi propia alma, que no había otro lugar en el mundo donde pudiera estar mejor, que esa caricia que pintaba en la piel del otro me daba la vida?
Te cruzas con mucha gente.
Unos te hacen click.
La mayoría no.
Pues de los que hacen click no hay que dejar pasar a ninguno.
Porque, de ésos que hacen click como la piedra del mechero, la inmensa mayoría son chispas y poco más, pero alguno enciende una llamita.
Una llamita con la que reír, temblar de emoción, dejar escapar una lagrimilla o simplemente charlar intensamente.
A estas alturas ya sé que nada ni nadie me mantendrá ardiendo para siempre (uf, qué tedioso) pero no puedo permitirme el lujo de dejar pasar ni a uno sólo de los que puedan chamuscarme un rato.
Vaya, qué raros somos.
..
¡Sí, suena un click! Claro que suena, escuchad con atención yeza y anónimo. No sé si sería mejor una bombilla en la frente, a mí me gusta más ese discreto click. Salud
Sí señor, mi querido anónimo, me uno a tu click!!!
Preciosas palabras…
Ciertamente hay personas que nos hacen Click!
Lo que me dejó alucinado fué descubrir que esas personas que me han hecho click, no hacen click a todo el mundo…
¡Que cosas ooooiga!
La putada (se pueden poner tacos en este blog?) es que no se nos chamusque nada, no se un gesto externo, visible que haga el click, estaría genial ver como se nos encendía una llamita tipo bombilla de Vickie el Viquingo…
clik!