Nos despertamos cuando quiso el sol.
Los 2 a la vez.
Nos miramos muy cerca porque habíamos aterrizado en esa postura.
Nos miramos largamente, para aclararnos la voz.
Había algo de ternura, mucho de sueño y unas gotitas de algo que con menos experiencia habríamos confundido con dicha. Quizá su sueter manchado de vino. No podría asegurarlo. Porque no lo vi, sólo lo olí.
Entornó los ojos con malicia, moviendo sólo los músculos precisos, y me dijo:
…..-Pero, a ver, con lo que a mí me gustan los bomberos. ¿Por qué acabo liándome siempre con pirómanos?
Hay bomberos, que queman
y pirómanos que apagan.
Tras un pirómano, siempre suele venir un bombero. Es cuestión de esperar.
Esa tal contradicción es una de mis mejores amigas …;-)
Ya lo he arreglado, srta rae. Rogamos disculpen las molestias que esta omisión haya podido ocasionarles. 🙂
¿Tiene algo de contradicción ser la visitante nosecuantas mil 69?
«… y unas gotitas de algo que con menos experiencia habríamos con dicha».
¿Eso es propio de bomberos, de pirómanos, o de aquellos que escriben con ganas de arriesgar?