De los carteles que fotografié la última vez que visité Londres, hace ya unos años, y que estoy poniendo aquí como un homenaje a la mano que se ha mudado al otro lado del Canal de la Mancha, éste es mi favorito.
Lo encontré a la puerta de los aseos de señoras de Kew Gardens, el jardín botánico de Londres. Kew Gardens es un parque inmenso y maravilloso donde se puede encontrar paz a mansalva, paz a espuertas, paz para dar y tomar, paz para aburrir, tanta paz que te pones nervioso. Y plantas. Pues el caso es que muchísimas viejecitas inglesas -todo el mundo tiene en la cabeza una imagen exacta de viejecita inglesa: pues ésas- pasean por allí. ¿Que (sin tilde) sería más lógico para ellas buscar el bullicio que el sosiego quedándoles dos telediarios? puede ser, pero son otros esquemas lógicos, nosotros no los entendemos. No os esforceis.
El caso es que la viejecita inglesa prototípica bebe mucha agua. Eso no lo sabíais. Bebe porque es bueno para la salud y por tradición. Y como ya no están muy ágiles en lo que a contención de líquidos se refiere, pues hacen uso intensivo de los baños de Kew Gardens. Bien pensado, muchas deben aliviarse detrás de alguna secuoya o baobab o árbol grande cualquiera, porque en caso de apretón baños sólo hay unos y el jardín es muy muy grande, más que El Retiro. Pero si alguna viejecita inglesa que bebe mucha agua es pudorosa -por tanto no mea en cualquier esquina- y su habilidad a la hora de contener la micción se lo permite y el perrito aguanta el sprint hasta los baños; si se dan todas estas circunstancias, y entra acelerada de pulsaciones con el suelo pélvico en tensión y la adrenalina por las nubes y se encuentra en los aseos de señoras de Kew Gardens con un maromo negro, alto, vigoroso y joven puede provocársele un colapso coronario fulminante (y al perrito otro).
Para evitar estos percances, o para tener las espaldas legales bien cubiertas en el caso de que ocurran, el director de Kew Gardens mandó poner este cartel a la puerta de los aseos de señoras.
En una traducción libre -la que haría un periodista con ganas de titular- sería algo así como «Quedan Avisadas: Pueden encuentrarse un limpiador MACHO al entrar en estos baños. Estará de uniforme y llevará una chapa con su nombre».
No hace falta ser un periodista sensacionalista para darse cuenta del uso intencionado de las palabras macho, uniforme y chapa por parte del director de Kew Gardens. Tres elementos que -conjugados- causan revuelo en el imaginario emocional femenino. No lo digo yo, lo dicen los expertos y Cosmopolitan.
Sin entrar por la puerta del psicoanálisis, ateniéndonos al puro comentario de textos que aprendimos en COU, yo me hago algunas preguntas. ¿Por qué insiste el director en que el limpiador estará de uniforme? ¿Acaso en otros jardines menos importantes de Londres los limpiadores van desnudos? ¿Con la camiseta del Manchester? ¿Y por qué es tan importante la identificación? Es para que la viejecita -llegado el caso- pueda decirle: Ngulu, ¿serías tan amable de sujetarme el perrito? Ngulu, would you be so kind as to keep my puppy in check? Que me corrija la otra mano si no fuese correcta mi traducción.
No me lo inventé yo: lo encontré en la calle.
Ya sólo te falta llegar a viejecita, ser inglesa y cuidar la rosaleda.
Yo siempre quise ser de mayor una viejecita inglesa, pero no de las que beben agua a todas horas, de las que beben gin y cuidan la rosaleda.